5 CONSEJOS PARA SIMPLIFICAR TU VIDA Y ALCANZAR LA PAZ INTERIOR

Te quiero proponer una cosa. Ponte cómodo y empieza a hacer un mapa mental de todo lo que tienes y en todas las cosas y actividades en las que estás metido y apuntado. ¿Lo tienes? Revisa mentalmente tu armario, por ejemplo. Piensa en la cantidad de camisas, bolsos, pantalones o zapatos que tienes. Piensa en tu habitación, y en los objetos que hay en estanterias, mesas... en el suelo. Bien, ahora haz lo mismo, pero con toda la casa. Piensa, durante unos momentos, en todas y cada una de las cosas que tienes. ¿Lo has hecho? Quiero hacerte ahora una pregunta: ¿cuántas de esas cosas necesitas realmente? Se sincero contigo mismo: ¿cuántas de esas cosas de verdad te han hecho falta y han aportado algo de valor a tu vida?

Puede ser una reflexión incómoda, lo admito. Si tu respuesta es que muchas de las cosas que tienes no te han sirvido para nada, que acumulas compromisos, información, ropa o muebles viejos, para llenar tu día a día de miles de distracciones que te apartan de lo verdaderamente importante, no eres el único. Tristemente, es lo habitual en nuestra sociedad. No obstante, que sea lo normal, no significa que no te amargue la vida, que no te consuma energías y no te impida mantener la mente en paz. 


En este artículo quiero darte algunos consejos, traídos desde el minimalismo vital, para proponerte soluciones a todo esto: simplificar y hacer más tranquila y sencilla tu vida. No tienes porque seguirlos de manera extricta (para algunas personas, son hábitos muy radicales y extremos), pero creo que aún así encontrarás en ellos una oportunidad para reflexionar ciertas cosas y apreciar de un modo distinto el valor de las cosas que tienes.

Pero en primer lugar...
¿Por que nos complicamos la vida y la llenamos de cosas que no necesitamos? La razón, aunque parezca mentira, es sencilla: para evitar cambiar. Tienes que preguntarte: ¿por qué no puedo dejar ningún hueco o vacío en mi vida, en mi agenda, en mi armario, en mi habitación...? ¿Por qué tengo la necesidad de poseer cosas y cosas que sobrecargan mi vida? ¿Qué pasaría si no tuviera nada que hacer, si nada me distrajera, si no llenara mi vida de tantas cosas?

¿De qué estoy huyendo, en realidad?

La mayoría de las personas, no sé si será tu caso, lo hacen para evadir los problemas, para no afrontar la verdad que les comunica sus emociones. Las compras, las posesiones, los armarios llenos, la agenda repleta de cosas que hacer, de amigos a los que ver... nos evita pensar en las emociones desagradables que sentimos, en nuestro vacío interior, en nuestro sufrimiento. Es posible que llevar esta forma de vida te sirva para aliviar esas emociones, pero lo haces a cambio de estresarte, de vivir una vida artificial, falsa, poco auténtica y natural, de engañarte a ti mismo, de no disfrutar de las pequeñas cosas y de lo que haces.

Si quieres cambiar todo eso, sigue leyendo.

Primer consejo: practica el desapego
Parece una tonteria, pero tiene mucho sentido. Nuestra casa, nuestra habitación, es un reflejo de cómo somos y nos sentimos en nuestro interior. Si cambiamos nuestro espacio personal, poco a poco, iremos cambiando (o reforzando) la clase de persona que somos (o que queremos llegar a ser).

Empieza haciendo una lista de las cosas que tienes, empieza organizándolo todo. Tómate un día entero (o más, si los necesitas) para revisar todas y cada una de las cosas que tienes.

Luego hazte sólo una sencilla pregunta ante cada cosa, una por una: ¿la he usado a menudo en el último año? Si la respuesta es negativa es que, en realidad, no la necesitabas. Puedes prescindir, sin miedo, de ella. Lo cual no significa que tengas que tirarla a la basura, puedes donarla o regalarla a otra persona que le vaya a dar un mejor uso.

Quizá te parezca fuerte, radical, extremo. Te podrá dar nostangia, inseguridad, miedo a perder esa cosa para siempre. Es una sensación normal. Esa es la sensación del apego, de la dependencia emocional hacia las cosas. Esa dependencia tiene su base en la infancia y tiene que ver con las heridas que sufrimos y que aún no hemos sanado. Piensa y medita sobre ello.

Segundo consejo: revisa tus hábitos de consumo
Buena parte de lo que nos pasa está en la manera en la que compramos, en nuestros hábitos de consumo. Muchas veces no es porque seamos compradores compulsivos. En muchas ocasiones es porque compramos bajo la premisa del "por si acaso". Al final no llenamos nuestra vida de cosas que aporten valor, sino de cosas inútiles. El acto de comprar y de llenar nuestra vida de "porsiacasos" nos da una falsa sensación de seguridad y de control. Pero es un autoengaño: evade la pregunta fundamental. Y esa pregunta es: ¿qué es lo que estoy realmente necesitando a nivel emocional? ¿de dónde viene el vacío interior que necesito llenar a toda costa? ¿de dónde viene mi dependencia emocional?

Tercer consejo: dedícate sólo a lo que te enriquece
Sin más. Te propongo otra actividad. Haz una lista de todas las actividades que haces. De esas cosas a las que dedicas tu tiempo libre cuando sales del trabajo. Bien, ¿lo tienes? Ahora hazte la siguiente pregunta: ¿cuales de esas cosas te suman y cuales de esas cosas te restan? ¿cuales de esas cosas te ayudan a crecer como persona y cuales te roban las energías y te dan problemas? Ya sabes lo qué tienes que hacer.

Cuarto consejo: centrate en el aquí y el ahora
El hecho de tener muchas cosas nos complica la vida porque nos obliga a tomar decisiones sobre cosas irrelevantes que, aunque nos parezca una banalidad, nos consumen mucha energía. Si tienes un armario repleto de ropa, por ejemplo, la tarea de elegir qué ponerte cada día puede llevarte mucho tiempo. Sin embargo, el hecho de tener unas pocas prendas, simplifica enormemente tu vida. Al estar más simplificada, te puedes enfocar en disfrutar el presente: y ese tiene que ser tu verdadero objetivo.

Lo mismo se aplica a todo lo demás. Al estar siempre pendiente del móvil y las redes sociales, por ejemplo, estás quitando el foco del ahora, de lo que estás viviendo en este preciso instante: ¿cuantas veces te has perdido una conversación, una cena entre amigos o cómo jugaban tus hijos en el parque, sólo porque no dejabas de mirar el aparato?

Por otra parte, tener muchas actividades o compromisos, hace que tengas que estar anticipando constantemente lo que te falta por hacer, y no acabes de disfrutar lo que estás haciendo ahora. Una lista de tareas para hacer en el día, siempre agobia, mete prisa, no te deja ir a tu ritmo. Pero lo más importante: te descentra, te desconecta.

Prueba con pequeños retos que te simplifiquen la vida: eliminar las redes sociales, pasar menos tiempo con el móvil, quítarte la tarjeta de crédito, desechar la televisión, evitar llevar el trabajo a casa, hacer actividades que te conecten con la naturaleza (senderismo, deportes de montaña, hacer ejercicio)... ¡notaras la diferencia!

Quinto consejo: práctica mindfulness o yoga
Adquirir el hábito de esta práctica, por lo menos, unos 20 minutos al día, es muy beneficioso para nuestra vida. Nos ayuda a enfocarnos en el momento, a encontrar calma, paz y sosiego interior, y a despejar la mente. Esto, unido a una simplificación de nuestra vida, y a la renuncia de las cosas que no necesitamos, pone en armonía nuestro interior y nuestro exterior.

Espero que estos consejos te hayan inspirado, al menos, algunas reflexiones. Para mucha gente, adquirir un estilo de vida minimalista les puede resulta muy extremo. Pero fomentar este estilo de vida (que al fin y al cabo es una elección muy personal) no es el objetivo de este artículo, sino simplemente abrirte a otras posibilidades que te ayuden a plantearte cosas de tu vida, y lo que es más importante: ayudarte a encontrar tu propia solución.

Comentarios

  1. gracias por la motivacion hacer un cambio de vida radical, depende principalmente de la motivacion si no estamos listos para dar el paso va a estar imposible, por mas ayuda de amigos y familiares siempre dependera de uno

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