LOS 4 NIVELES DE AUTOESTIMA QUE QUIZÁ NO CONOCÍAS

Todos los días, cuando voy al supermercado, cuando hablo con amigos o familiares, cuando me voy de viaje, o miro los programas de TV que me gustan, siempre, en algún momento, acaba saliendo el tema de la autoestima. Está en todas partes y en boca de todos. Constantemente escuchamos comentarios relativos a este tema: "Tienes baja autoestima"; "Lo que a ti te pasa es que tienes un problema de autoestima"; "Hazlo primero por ti"; "Vales más de lo que crees"; "Piensa antes en tí y luego en los demás". Y un sin fin interminable de frases similares.

Todos hablan de la autoestima pero: ¿Crees que saben exactamente a lo qué se refieren? ¿Crees que tú tampoco lo tienes tan claro?  

Pues bien, en este artículo pretendo explicarte un poco de qué se trata y hablarte de los 4 diferentes niveles de autoestima para aclarar algunas de tus dudas al respecto. Si estás interesado, sigue leyendo. 


La autoestima es...
... la forma en la que te quieres. Ni más ni menos. Es el valor que te das como ser humano y como persona. La autoestima tiene una finalidad adaptativa muy clara: si quieres cumplir tus metas y lograr tus propósitos necesitas primero creer que puedes hacerlo y que lo mereces.

Hay mucha gente, no sé si será tu caso, que asocia todo esto con palabras muy negativas: narcisismo, egoísmo, egocentrismo, soberbia. En mi opinión no tiene nada que ver una cosa con la otra. Mucha gente confunde el amor propio con lo anterior por influencia de la educación en la que vivimos, una educación que da muy poco peso a las emociones y que prima la humildad y la corrección por encima de todo, y en donde destacar en algo se ve casi como un pecado o una falta de respeto hacia los demás. La humildad es una mala virtud, pues implica una valoración poco realista de tus capacidades, dado que pone tus errores y fallas por encima de tus éxitos. Por eso mucha gente se olvida de la otra parte de la realidad: que hay cosas que se nos dan mejor que a los demás y que tenemos talentos increibles que podemos potenciar. Ahí, es la humildad la que no te deja disfrutar y sentirte orgulloso de las cosas que haces bien.

Nunca dudes de ti mismo
Si tienes una fuerte autoestima, a pesar de las circunstancias, no dudarás un segundo de ti mismo. Cuidarte, quererte y confiar en ti, son la mayor inversión que puedes hacer en tu vida: te empoderan y te hacen más fuerte.

¿De qué depende tu autoestima?
Pues, en principio, de lo que piensas de ti mismo. Te propongo el siguiente ejercicio. Vete a un lugar relajado, fuera de ruidos y distracciones. Saca una hoja y un bolígrafo e intenta responder a esta sencilla pregunta: ¿quien soy? Parece sencillo, pero no te confies, la tarea puede llevarte un rato. Anota todas tus respuestas e intenta que todas tenga la siguiente forma:

Yo soy... (adjetivo que creas que te defina) cuando... (situaciones donde eres así)

Puedes dejar el artículo un momento mientras haces el ejercicio. Cuando lo termines, puedes continuar.

¿Ya lo tienes? Bien, ahora fíjate bien en tus respuestas. Revisa bien los adjetivos que has utilizado. Algunos serán positivos como por ejemplo: amable, respetuoso, bondadoso, alegre, bromista. Otros serán negativos: estorbo, mentiroso, aburrido, inútil. Fíjate cómo al pensar en unos (los primeros) te sientes emocionalmente mejor que si piensas en los otros (los segundos).

Si ahora haces el ejercicio de pensar en las situaciones concretas que están detrás de esas valoraciones, seguramente te des cuenta de que tu autoestima depende basicamente de cuatro factores clave:

Si las personas de tu entorno (familia, amigos, pareja, superiores) te definen de una manera determinada y tú lo aceptas, esas palabras quedarán grabadas a fuego en tu ser. Pero las palabras no son inocentes. No nos hace sentir igual una mala palabra, que una buena palabra. Por eso es tan importante la forma en la que nos definimos a nosotros mismos: si asumes una opinión de otros sobre ti, asegúrate de que no te limite la vida y te ayude a lograr tus objetivos.

Piensa en las cosas que haces bien y en las que haces mal. La balanza entre unas y otras afecta a tu amor propio, porque al final, tu autoestima va a depender de que logres (o no) lo que deseas. Ahí reside tu valor personal: en lo que te acercas o alejas de tu proposito vital. Si tenemos una mala racha en donde todo sale mal, o las cosas que nos importan, como nuestra relación de pareja, están en crisis, nuestra autoestima será puesta a prueba. Por eso es importante la forma en la que afrontamos y resolvemos los problemas. Si huimos y escapamos, nos alejaremos de la posibilidad de hacer las cosas bien, de tener éxito y de cumplir nuestros propósitos, y esa huida, a su vez, retroalimentará de forma negativa nuestra autoestima.

Los 4 niveles de autoestima
La autoestima la puedes clasificar por el nivel de estima que tienes hacia ti mismo y por su grado de estabilidad. Si cruzas ambas categorias te salen los 4 tipos de autoestima: resistente, vulnerable, resignada y reactiva. He hecho esta tabla para ti, para que puedas hacerte una idea de lo que te quiero decir:
 

Te las voy a explicar una por una.

Autoestima resistente: significa que las cosas malas que te pasan no influyen en tu confianza y en lo que quieres. Eres abierto, positivo y fluyes bastante bien, te adaptas a la adversidad. Cambias tu estrategia, pero no tus metas.

Autoestima vulnerable: en general estás bien, pero a veces sufres altibajos. Tu principal enemigo: una situación competitiva o muy exigente en donde sientes que serás evaluado, o puesto a prueba. Estas situaciones minan tu seguridad, especialmente si son imprevistas. Te irritan, te enfadan, te causan estrés. Sientes que te desinflas como un globo, tocas fondo, pero cuando pasa la tormenta, vuelves a subir.

Autoestima resignada: significa que eres una persona que te infravaloras, que te quieres poco y que no promueves nada tu imagen personal. Sientes apatía. Seguramente seas una persona poco habladora, que intenta siempre pasar desapercibida, y que cede en todo momento para no crear problemas a los demás.

Autoestima reactiva: en general te sentirás de bajona, no creerás en ti mismo y pensarás que no vales para nada. Sin embargo, en algunas ocasiones, cosas que haces bien pueden darte un chute de autoestima. Pero no nos engañemos: no lo vives como un triunfo personal, sino como un alivio momentaneo del estrés, la ansiedad y la frustración acumulada. El momento pasa rápido. La euforia del momento cae, y entonces vuelves a sentirte igual de abatido que siempre.

Bien, ahora conoces un poco mejor qué es la autoestima y los cuatro niveles de autoestima que existen. Espero que este artículo te haya ayudado a conocerte un poco mejor. Si te gustaría saber algunos consejos para mejorar tu autoestima, entra en el enlace anterior y descúbrelos.

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